El clima del ultimo milenio: Erupciones volcánicas

En el transcurso del Holoceno las erupciones volcánicas parecen haber ocasionado a escala global enfriamientos más bien modestos y de corta duración. Progresivamente se van descubriendo y datando nuevas erupciones, hasta ahora desconocidas, y se avanza en un mejor conocimiento de sus características.

Aparte de los documentos históricos y de los métodos geológicos estratigráficos utilizados, también se usan como fuente de información los testigos de hielo (ice cores) de Groenlandia y de la Antártida. La acidez anómala encontrada en algunos niveles de los sondeos en el hielo, determinada por variaciones en la conductividad eléctrica, permiten datar las deposiciones de aerosoles sulfatados volcánicos, indicativas de grandes erupciones.

Tan importante como la intensidad de las erupciones y la altura alcanzada por las eyecciones, es su localización geográfica. Si se producen en las latitudes tropicales, los aerosoles sulfatados, en el caso de alcanzar la estratosfera, se reparten por todo el globo, llevados por los flujos generales de vientos que circulan a esa altura desde la zona tropical hacia los polos. Si por el contrario se producen en latitudes altas, difícilmente pueden tener una repercusión global, ya que las eyecciones se sedimentan sin llegar a las zonas tropicales.

En el último milenio una erupción muy importante fue la del volcán Huaynaputina, en Perú, ocurrida en los meses de Febrero y Marzo del año 1600 de nuestra era. Se depositaron espesos sedimentos de cenizas volcánicas (tefras). Las narraciones históricas indican que la lluvia de ceniza alcanzó a lugares que se encuentran a más de mil kilómetros del cráter. La inyección estratosférica debió ser muy grande, de unos 70 millones de toneladas de SO2. Es significativo que el valor mínimo de las series de densidad de la madera de los anillos de los árboles de los bosques boreales recae en aquel año (Briffa, 1998). Se calcula un enfriamiento de unos 0,8ºC en el hemisferio norte durante el verano que siguió a la erupción (de Silva, 1998).

La erupción del Laki, en 1783, en Islandia, causó la muerte de 10.000 islandeses, uno de cada cinco. En gran parte, por envenenaminto de los gases. Climáticamente afectó especialmente al Artico. Los anillos de los árboles estudiados en Nome, en la costa de Alaska, señalan aquel verano como uno de los más fríos del milenio en aquella región (D’Arrigo, 2004; Stone, 2004).

Otra erupción muy importante fue la del Tambora, en la isla de Sumbawa, al este de Java, que ocurrió en Abril de 1815 y costó la vida a miles de personas. Inyectó unos 200 millones de toneladas de SO2 en la estratosfera. En la escala VEI (Volcanity Explosivity Index), que mide la magnitud de las explosiones, tuvo un valor 7. La erupción del Tambora produjo un enfriamiento significativo, especialmente en el este de Norteamérica y en Europa Occidental. La bajada térmica fue registrada por las mediciones instrumentales y los documentos históricos. La larga serie de temperaturas del observatorio de DeBilt, en Holanda, nos muestra que el año siguiente, 1816, fue 0,5 ºC más frío que el promedio de los cinco anteriores. La erupción dejó su marca en el hielo de Groenlandia y de la Antártida, en cuyo sondeo aparece una fuerte concentración de azufre en el estrato de nieve depositada aquel año. También las series de la densidad de la madera de anillos de árboles señalan al verano de 1816 como el segundo más frío de los últimos 600 años. Sin embargo, el efecto climático de la erupción no duró mucho, pues los siguientes años, 1817 y 1818, fueron ya más cálidos que los previos al suceso.

Unas décadas más tarde, en 1883, tuvo lugar otra de las erupciones más trágicas por el número de pérdidas de vidas humanas: la del volcán Krakatoa, al oeste de Java. Los tsunamis que se produjeron causaron 36.000 muertos. Sin embargo, sus efectos climáticos no fueron muy importantes. Se calcula que produjo un enfriamiento temporal de unos 0,3ºC en el verano del hemisferio norte.

Ya en el siglo XX, que analizaremos con más detalle en el siguiente capítulo, la erupción más voluminosa fué la del Katmai, en Alaska, en el año 1912. Eyectó unos 15 km de magma, con columnas de cenizas y gases que alcanzaron los 20 o 30 kilómetros de altura. Sin embargo, sólo afectó climáticamente a las latitudes medias y altas del hemisferio norte. Según el meteorólogo ruso Budyko, causó entre Junio y Agosto de 1912 una disminución en la radiación solar directa de un 20 % en Europa y en Norteamérica y un enfriamiento de unos 0,5 ºC (Sigurdsson, 1990). En fecha muy reciente, una de las erupciones más importantes del milenio ocurrió el 15 de Junio de 1991 en el Monte Pinatubo, en Filipinas.

SAND-RIO

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